viernes, 4 de abril de 2014

Johann Gottlieb Fichte

Johann Gottlieb Fichte

(Rammenau, actual Alemania, 1762-Berlín, 1814) Filósofo alemán. Profesor en la Universidad de Jena hasta 1794, una acusación de ateísmo lo obligó a trasladarse a Berlín, de cuya universidad fue primero docente y más tarde rector. En 1797 aparecieron la primera y segunda introducciones de su Doctrina de la ciencia (Wissenschaftslehre).

Obras

Doctrina de la ciencia (1794), Fundamentos del derecho natural según los principios de la teoría de la ciencia (1796), El sistema de la moral según los principios de la teoría de la ciencia (1798), El destino del hombre (1800)

Filosofía

Su sistema filosófico abrió el llamado «idealismo alemán», y ejerció una notable influencia en Hegel y Schelling, entre otros. La búsqueda de un fundamento absoluto, partiendo del criticismo kantiano pero superando los límites que imponía, le llevó a afirmar un «Yo absoluto» que, a diferencia del kantiano, no se conoce como «representación», sino que se autoconstituye en la aprehensión intuitiva de sí mismo.

Establecido así un fundamento para su sistema, afirmó que el Yo encontraba la resistencia del no-Yo, lo exterior a él, que sin embargo se manifestaba sólo por la previa presencia o autoposición del Yo. El juego dialéctico entre ambos viene determinado por el intento del Yo de superar aquella resistencia y «apropiarse» de lo externo, y su meta sería la libertad absoluta del sujeto. Típico de Fichte y del idealismo alemán es el intento de superar las aporías de la epistemología kantiana a partir de la vertiente moral del sujeto, difuminando las fronteras entre razón teórica y práctica.

Vigencia

Muchos dirán que es absurdo buscar una vigencia de su pensamiento, ya que en el filósofo de la intersubjetividad vemos que su Yo es inteligencia, es actividad en medida que se piensa en y para sí, sin ninguna relación fuera de él. Sin embargo, el Yo, también como libertad, debe tener sus límites y éstos se dan cuando se pone frente al No-yo, que es en lo que consiste el primer paso de la Ética fichteana, en mostrar que la libertad o el Yo, para ser consciente de sí, ha de verse limitado por algo distinto de él, o sea, se le ha de oponer algo contrario al Yo, un No-Yo.

Lo que dio tal fuerza y vigencia al idealismo alemán fue precisamente el añadir a todo el saber racionalista de la ilustración un elemento de toma de consciencia histórica y otro elemento de nacionalismo. 

Por: Vanessa Bedoya

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